martes, 25 de noviembre de 2008

Viaje a Suiza II













19 de Agosto Ginebra-Lausanne-Montreux-Martigny

El día amanece esplendido, arrancamos la autocaravana y nos adentramos mas por el boulevard del Lago Leman que se llama Quai Gustave Ador y aparco más cerca del centro. Mi mujer se ha levantado con un dolor de cabeza terrible y no quiere salir de la auto.

Tomo la bicicleta (que es un invento estupendo para hacer turismo con la auto) y me adentro en el centro de la ciudad siguiendo la orilla del lago. Tengo que decir que esta todo muy bien, jardines, barcos de tours turísticos en los muelles del lago y dominándolo todo el imponente Jet de Eau un chorro de agua que alcanza 170 mts de altura. Me adentro con la bici en la zona antigüa hay que subir un poco con la bici y llego a unas plazas muy bonitas al lado del ayuntamiento de la ciudad y de la catedral, hago muchas fotos y me tomo un café en una terraza. Veo los típicos sitios que todo turista visita: El Hotel de Ville, la Maison Tavel, la Maison Rousseau, me tomo el café en la Place du Bourg-de-Four, tomo fotos a la Chatedrale St-Pierre y andando por las calles del casco viejo cerca de la Maison Rousseau me encuentro con una curiosidad una placa a Jorge Luis Borges, me llamo bastante la atención y le hice unas cuantas fotos.

Después bajé hacia el lago, en su desembocadura, donde vuelve a convertirse en el Rodano, estuve paseando con la bici y me dirigí a la isla Rousseau que esta en el centro de la desembocadura del Lago Leman.

Después de esto volví a la autocaravana, mi mujer seguía con dolor de cabeza, así que cogí al niño y lo lleve a un parque que teníamos al lado de la autocaravana, se llama Parc La Grange, la verdad es que era precioso, el niño disfruto mucho allí, estuvimos bastante rato.






Dejamos Ginebra y tomamos por la Autopista en dirección a Lausanne, antes de entrar en la autopista compramos la vigneta para circular por las autopistas suizas en una gasolinera. La verdad es que es un chollo comparado con España o Francia, pagas 27€ y puedes circular durante todo un año por todas las autopistas suizas.

Al poco llegamos a Lausanne, es una pena pero no pudimos apenas ver Lausanne, mi mujer seguía con una jaqueca terrible, el niño se puso a llorar y para colmo cuando la cosa se tranquiliza empezó a lloviznar, total que no pude ver apenas nada de la ciudad. Es una ciudad grande, casí tanto como Ginebra, como todas las ciudades suizas, sobre todo la parte francófona, muy cuidada y limpia, muchas zonas verdes, zonas deportivas y paseo en la ribera del lago.

Decidimos dejar Lausanne para otra ocasión y partir hacia Montreux para ver un poco la ciudad y visitar el castillo de Chillón. Al salir de Lausanne pasamos por el centro de la ciudad por lo menos para ver algo, me parece el centro bonito, aunque no muy grande.






De camino a Montreux paramos en área de servicio de la Autopista A9 que tiene un punto para autocaravanas, con toma de agua, corriente y vaciado. Esta promovido por Camping-Car Club Suisse. Es un buen sitio para parar e incluso pernoctar si llegas de noche. Las coordenadas son: N 46.50531º, E 6.70878º. Los aseos están muy bien y muy limpios, hay una zona de juegos infantiles y zonas verdes.

Salí con el niño, a darle de comer en la zona verde y estuve jugando con él. Después volvimos a la autocaravana.

Poco a poco empezó a nublarse, recogimos para irnos a Montreux, a eso de las cinco estaba paseando con el niño para darle tiempo a mi mujer e irnos, cuando empezó a llover. Salimos hacia Montreux, comenzó a llover con fuerza. En la autopista el tráfico se hizo lento y con mucha cola, no había visibilidad y la circulación era difícil.

Llegamos a Montreux en pleno aguacero, no pudimos prácticamente ver nada, aparqué la autocaravana en el centro y me acerqué para hacerle una foto a la estatua de Freddy Mercury que me hacía mucha ilusión. Estuve en un espacio techado de madera que había cerca de la estatua y me fui corriendo hacia la autocaravana. Llegué chorreando.






Nos fuimos al Chateau de Chillón y esperamos a ver si escampaba, pero nada el aguacero seguía fuerte, me atreví a salir a hacerle unas fotos y volví rápido. Nos quedamos con la gana de verlo, pero era imposible salir con la que estaba cayendo.





Al rato decidí partir, dejar las riberas del Lago Leman y adentrarme en el valle del Ródano, continuamos por la A9 la tarde era gris y con muchas nubes de niebla que no permitían disfrutar mucho del paisaje.

No sabía donde parar, estuvé mirando las áreas de ac, que me indicaba el GPS y ví que en la pequeña ciudad de Martigny casí en el principio del valle del Rodano había un área, decidimos parar allí y ver como estaba. No nos equivocamos, mereció la pena.





La verdad que impresiona que ciudades tan pequeñas (Martigny tiene alrededor de 10000 habitantes) estén tan bien. Con muchos equipamientos culturales, deportivos, de ocio, zonas ajardinadas y de paseo, muy limpia, bien comunicada por tren y autopista, vamos un lujo y en casi toda Suiza es así.


El área esta en un sitio estupendo, la verdad es que es un parking público con un punto de Euro relais del Campig-Car Club Suisse, pero esta muy bien.






Este parking tiene una situación magnífica, esta junto a la Fundación Pierre Gianadda, y cerca del Bernhardinerhund-Museum - museo del San Bernardo, así como del anfiteatro romano que esta restaurado. Aquí os dejo este enlace con información de Martigny: http://www.myswitzerland.com/es/offer.cfm?category=Destinations_Resorts&subcat=Short%20City%20Breaks&id=81146. Las coordenadas del área ac son: N 46.09585°, E 7.07193°.

Al poco de llegar paró de llover, salimos y se nos ocurrió entrar en una puerta que daba a un parque cerrado, que resulto ser la Fundación, estuvimos paseando por ella y viendo las diferentes esculturas y restos romanos que había, Sergio iba con un chubasquero para la edad de 4 años y el tenía 15 meses y le llegaba por los pies, la gente se reía al verlo.

Al poco empezó de nuevo a llover y nos tuvimos que volver a la autocaravana para no mojarnos. Decidimos hacer unos espaguethi para cenar.

Más tarde la lluvia dio una tregua, que aproveche para salir, caminé para pasar por un pequeño acceso subterráneo que cruzaba la vía del tren y me encontré con una zona de césped con bancos. Vi una carpa que me llamó la atención me acerque a verla. Para mi sorpresa era el anfiteatro romano, que estaba cubierto con una carpa, porque estábamos en plena temporada de representaciones. Entré por una abertura y estuve contemplando un rato la representación. Me dirigí a una persona de la organización para preguntarle si se podía entrar a ver la representación para traer a Inma y Sergio, pero me dijo que no que estaba completo. Dejé el anfiteatro y había comenzado de nuevo a llover, a mi derecha vi un edificio grande (por la mañana me enteraría que era el museo del Gran San Bernardo). Volví a la autocaravana.

Más tarde me conecte a una red libre que había y estuvimos hablando y viéndonos con mis cuñados a más de 2000 km de distancia, lo que es la tecnología.

20 de Agosto Martigny-Sant Leonard-Täsch




Nos levantamos y desayunamos, toda la noche había estado lloviendo, pero el día amaneció despejado y brillante. Pensamos en visitar el anfiteatro, cuando llegamos allí no pudimos ver nada, porque todos los accesos estaban cerrados.




Escuchamos a los perros San Bernardo ladrar en el edificio grande que había visto la noche anterior nos acercamos y le enseñamos al niño los perros por una rendija, le encantaron, nos decidimos a entrar. Creo recordar que las entradas costaron 10 chf por cada adulto.



La verdad es que estaba muy bien montado el museo, había al entrar una proyección con la historia del paso del Gran San Bernardo (uno de los pasos de montaña de los Alpes, más antiguo), del hospicio del paso y de los perros San Bernardo.




Después subimos a la primera planta, en ella había todo tipo de figuras, esculturas, pinturas, mapas cartográficos, etc., relacionados con los perros y el paso. En un extremo había una sala audiovisual, en la que representaban la odisea de un peregrino que viajaba a Roma por el paso y caía rendido por las dificultades y era rescatado por los perros y los monjes del hospicio. Vi toda la proyección audiovisual y tengo que decir que todavía recuerdo la sensación de tranquilidad que me invadió, creo que sería por el sonido envolvente y la gran pantalla.

Después subimos a la segunda planta, que estaba dedicada en ese momento a una exposición de esculturas de artistas inuit.

Por último pasamos a la parte trasera del edificio donde estaban los perros, había diferentes clases dentro de la raza San Bernardo, a mi niño le encantaron, estuvimos bastante rato observándolos.

Terminamos comprando unos souvenirs en la tienda del museo, al niño le compramos un perro de peluche, que le gusto mucho.

Para cuando terminamos eran más de las 12, queríamos ver Sión, pero con la hora que era llegaríamos para la hora de comer, por lo tanto buscamos un área de ac cerca de Sión, para aparcar y comer tranquilamente. Miramos el mapa y vimos que había una en la pequeña población de Saint Leornard, cercana a Sión. El área está en el parking du Lac, esta en un sitio acogedor, las coordenadas son: N 46.25564°, E 7.426°.

Comimos tranquilamente, al lado nuestro había una autocaravana holandesa y sus dueños estaban tomando el sol, que por cierto picaba bastante ese día. El niño estuvo jugando y correteando por el césped de la zona de aparcamiento.

Había una cosa que me llamaba la atención, el área se llamaba “del lago” y yo no veía el lago por ningún sitio. Me decido a preguntarle a una mujer que había por allí y me contesto que el lago estaba arriba al final de la calle. La respuesta me extraño muchísimo, porque miraba la configuración del terreno y sol veía una montaña, prácticamente en acantilado, hacia donde se dirigía la calle y me extrañaba que ahí hubiera un lago. Me propuse averiguarlo y eche a andar calle arriba, a los pocos metros, no habría recorrido 200 me encontré una gran cuesta con una baranda de madera que terminaba en la boca de una cueva y entonces es cuando averigüe que el lago era subterráneo.

Baje hasta el aparcamiento y le propuse a mi mujer verlo.

Subimos la cuesta y entramos en la cueva que daba acceso al lago subterráneo, nos costo a cada uno 5 chf, el niño no pagaba. El lago tiene una longitud de más de 200 mts, el guía decía que era el lago subterráneo más grande de Europa, al final del lago, había una zona con mesas iluminada y una estatuilla de una virgen, no paramos. En el lago había unos pescados muy grandes, serían carpas, me llamo la atención que vivieran en la oscuridad, aunque en la entrada del lago si había luz.

Me impresiono lo bien montado que lo tenían los suizos, incluso el techo de la caverna estaba asegurado con tornillos para protegerlo de los seísmos que parece que son frecuentes (pensé para mí que no querían que la fuente de ingresos que era el lago, pudiera perderse). El lago da trabajo a varias personas del pueblo. El guía hacía la interpretación en tres idiomas: francés, alemán e italiano. Me pidió disculpas por no hablar en español, le dije que no importaba que el italiano lo entendíamos, de todas formas éramos los únicos españoles.

Tomamos un café en el bar del Lago y bajamos hacía la autocaravana, de camino compramos una botella de vino tinto de una bodega que había al lado del Lago, era un bastante caro, nos costo alrededor de 15 chf, lo probamos unos días después y no estaba mal.

Partimos a Sión, entramos en la ciudad, quería ver los castillos, pero se nos hizo tarde, era difícil aparcar, conseguimos aparcar nos dirigimos al centro y estuvimos andando por él, me pareció bonito, pero rápido volvimos a la autocaravana, porque esa noche quería dormir en Tasch, para subir a Zermat la mañana siguiente.

Continuamos por la A9, en unos kms se convierte en carretera convencional, al llegar a la población de Visp se toma la carretera que te lleva a Täsch, antesala del Zermat y el Cervino.

Hay una cosa que me llamó la atención mucho, vas subiendo por el valle del Ródano y prácticamente sin transición pasas de la zona francófona a la germana, al pasar la población de Sierre entras en la zona alemana.

Llegamos a Täsch, atardeciendo, me dirigí al camping, pregunté la tarifa, no era excesivamente cara, donde estaba la trampa, es que tenías que salir del camping antes de las 3 de la tarde, si no tenias que pagar otro día, no me convenció el tema, porque perfectamente sabía (y los dueños del camping también que no ibamos a volver antes de las tres de Zermat y de ver el Cervino. Abandonamos el camping, estuve buscando alguna zona de aparcamiento y no encontré ninguna en toda la población, los parking privados estaban cerrados. Antes de llegar a Täsch a un km había visto un parking de autobuses, me dirigí hacia él, estaba vacío, al llegar ví un cartel que decía que estaba prohibido pernoctar y que era delito y la policía podía echarnos de allí.



El camping estaba rodeado por un vallado metálico, y fuera del vallado vi dos furgonetas vivienda, me decidí a aparcar allí. Le pregunte a los franceses de la furgoneta de al lado, me dijeron que estaba prohibido pero que ellos iban a pernoctar allí. Total que decidimos a quedarnos en ese sitio.


Nos arreglamos para irnos al pueblo, un poco antes de irnos, llegaron dos autocaravanas más y aparcaron. Cuando salimos para el pueblo vimos a los ocupantes de las dos autocaravanas salir también, como había silencio los escuché hablar y me di cuenta de que eran españoles, no me había dado cuenta antes porque las autocaravanas tenían matrícula suiza. Los esperamos y al llegar a nuestra altura los saludamos, estábamos contentos de encontrar a compatriotas tan lejos. Eran malagueños, casi vecinos nuestros, me comentaron que habían venido en avión a Ginebra y las autocaravanas las habían alquilado allí, los precios que me comentaron me parecieron más bajos que en España. Al llegar al pueblo nos separamos.

Nos adentramos en la parte antigua del pueblo, me pareció muy bonito, las casas de madera, de varias plantas, muchas macetas con flores y un gran colorido en las fachadas.

En el centro del pueblo al lado de la iglesia en una plaza, había una taberna, que tenía muy buena pinta, el edificio era muy bonito. Dentro tenían la calefacción puesta, estábamos en agosto, pero hacia bastante frío, menos de diez grados. La camarera hablaba portugues, nos tomamos unas cervezas y un plato de embutidos típicos de la zona.

El niño se cayó de la silla, no paraba el tío, vaya susto que nos dio, al final no fue nada.

Terminamos y nos fuimos a la autocaravana, antes tomé algunas fotos nocturnas, de las fachadas de las casas y de la iglesia (desde que hay cámaras digitales es una gozada, tomar fotografías nocturnas, antes solo era posible con una buena cámara). Aligeramos el paso, porque hacía mucho frío. Llegamos a la auto y enchufamos la calefacción. Esa noche lo pasé mal, tengo una hernia de hiato que a veces me da la noche y esta fue una de ellas. Me levanté a eso de las 4 de la mañana. Salí al exterior hacía mucho frío, 3º. La noche era preciosa, la luna estaba llena, no había lunes y en el sur se veían los montes nevados por completos (el matterhorn o cervino, no se veía, lo tapaban otros montes). Al rato me volví a acostar. La temperatura llego a bajar más todavía a 0º.

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